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Mota del Marqués, una pintoresca villa de la provincia de Valladolid, se despliega como un remanso de historia, cultura y tradición en plena Tierra de Campos. Situada a lo largo de la autovía N-VI, que conecta Madrid con La Coruña, esta encantadora localidad es una parada ideal para quienes buscan adentrarse en el legado histórico y el encanto rural de Castilla y León. Rodeada de extensos campos y bañada por las aguas del río Bajoz, Mota del Marqués invita a recorrer sus monumentos, descubrir sus historias centenarias y deleitarse con la hospitalidad y el buen hacer de su gente.
El origen de Mota del Marqués se remonta a tiempos antiguos, y los vestigios encontrados en el Teso de San Miguel, que datan de más de 3.300 años, son testimonio de su pasado ancestral. A lo largo de los siglos, el nombre de esta villa ha cambiado en múltiples ocasiones, reflejando los distintos períodos y gobernantes que marcaron su historia. De “Santibáñez de la Mota” pasó a “Valdelamota” y, bajo la jurisdicción del alcalde de Toro, fue conocida como “La Mota de Toro”. Finalmente, en el siglo XVIII, adoptó el nombre actual de Mota del Marqués en honor a Don Rodrigo de Ulloa, el primer marqués de la villa. Este nuevo título y su carácter histórico consolidaron la villa como un referente de la nobleza castellana.
La silueta de Mota del Marqués queda definida por su castillo medieval, que se eleva en lo alto del montículo (o “mota”) que da nombre a la villa. Aunque hoy en día solo quedan las ruinas de la Torre del Homenaje, esta fortaleza aún impresiona por su estructura circular, única en toda Castilla. La torre, que fue en su momento un símbolo de poder y defensa, conserva la esencia de una época marcada por enfrentamientos y resistencia. Destruido en parte durante las Guerras Napoleónicas, el castillo sigue siendo un testimonio de la resistencia castellana. Ascender a la torre brinda una recompensa única: una vista panorámica de la llanura castellana y, en los días despejados, el perfil de la Sierra de Gredos en el horizonte.
Mota del Marqués es mucho más que un pueblo; es un verdadero museo a cielo abierto, donde cada rincón parece haberse detenido en el tiempo para conservar la historia y el patrimonio de la nobleza castellana. En el centro de la villa, el viajero se encuentra rodeado de calles empedradas y fachadas de piedra que cuentan siglos de vida, de sueños y de tradiciones. Este enclave histórico no solo guarda los ecos de épocas pasadas, sino que ofrece al visitante la oportunidad de sumergirse en una experiencia única: la de recorrer un pueblo que todavía respira la nobleza y el orgullo de su legado. Cada paso en Mota del Marqués es como leer las páginas de un libro, un paseo entre castillos, iglesias, palacios y escudos que narran la vida de una villa que fue testigo de grandes acontecimientos y que, aún hoy, mantiene viva su esencia.
Uno de los primeros monumentos que recibe al visitante es la majestuosa Iglesia de San Martín, un verdadero tesoro del siglo XVI diseñado por el célebre arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón. Esta obra es un ejemplo sublime de la fusión entre el estilo gótico y el renacentista, logrando un equilibrio entre la solidez medieval y la elegancia renacentista. La estructura, de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería, destaca por la sensación de amplitud y verticalidad que transmiten sus imponentes pilares cilíndricos. La torre, con cinco cuerpos que dominan el paisaje, se eleva como un faro que guía la mirada hacia el cielo, y la portada plateresca, con sus detalladas esculturas y adornos, es un testimonio de la devoción y el arte de la época. Dentro, cada rincón guarda secretos: altares bellamente labrados, retablos y frescos que hacen de la iglesia un espacio de paz y reflexión. La Iglesia de San Martín es, sin duda, un destino imperdible para quienes deseen adentrarse en la riqueza artística y espiritual de Mota del Marqués.
Otro rincón que invita a detenerse en el tiempo es la Iglesia de El Salvador, cuyas ruinas altomedievales permanecen como un refugio de misterio y encanto. Aunque su estructura se encuentra en estado de ruina, las paredes de piedra y los vestigios de sus arcos evocan la imagen de un pasado esplendoroso. Aquí, el visitante puede detenerse a contemplar el paso de los siglos, dejando que la naturaleza y el entorno conviertan este lugar en un espacio de paz y espiritualidad. Las ruinas de El Salvador no son solo un testimonio arquitectónico; son un recuerdo vivo de la historia, un lugar donde se pueden sentir las huellas de quienes una vez rezaron y encontraron consuelo en sus muros. La luz del atardecer, que tiñe de dorado las piedras desgastadas, crea un ambiente mágico y místico que invita a la introspección y a la admiración.
Entre los monumentos civiles que resaltan en Mota del Marqués, el Palacio del Marqués de Ulloa ocupa un lugar privilegiado. Este impresionante palacio renacentista es una joya de la arquitectura civil de la provincia de Valladolid y un símbolo del esplendor de la nobleza que alguna vez habitó la villa. Sus muros de piedra robusta, sus balcones ornamentados y sus ventanas perfectamente talladas muestran la riqueza y el prestigio que rodeaban a los marqueses de Ulloa. Al acercarse, el visitante se verá cautivado por los detalles arquitectónicos, los adornos y la simetría que definen a esta construcción renacentista. Este palacio, que fue un centro de poder y de reuniones de la alta sociedad, es hoy una de las muestras más importantes del renacimiento en Castilla y León, y caminar por sus pasillos es como adentrarse en la vida de los nobles que dieron forma a la historia de Mota del Marqués.
Mota del Marqués no es solo conocida por su historia y su arquitectura, sino también por ser la Villa Blasonada, debido a la abundancia de casas señoriales decoradas con escudos heráldicos que salpican sus calles. Estos escudos, tallados con esmero en piedra, representan los linajes y los apellidos nobles que marcaron el pasado de la villa. Al pasear por sus calles, el visitante se encuentra rodeado de blasones que cuentan historias de honor, de alianzas y de linajes que se han perpetuado a lo largo de los siglos. La villa se convierte así en un viaje al pasado, donde cada casa noble, cada fachada y cada escudo se convierte en un recordatorio de la grandeza que alguna vez caracterizó a Mota del Marqués. Para quienes buscan una experiencia histórica única, explorar las calles de esta villa es como adentrarse en un libro de historia, un lugar donde las leyendas y las tradiciones aún viven en cada rincón.
Las fiestas y tradiciones de Mota del Marqués son el alma de esta localidad, y su gente sabe cómo celebrarlas con fervor y alegría. El 8 de septiembre, el pueblo honra a su patrona, la Virgen de Castellanos, con festividades llenas de color y tradición. Las celebraciones incluyen corridas de toros, vaquillas y animados bailes populares en los que participan tanto los lugareños como los visitantes. Además, los juegos tradicionales como la tanga y la tarusa son protagonistas, recordando las raíces culturales de la villa y brindando momentos de entretenimiento y diversión.
Durante el Martes de Carnaval, Mota del Marqués se llena de disfraces y alegría en una celebración que recorre las calles de la villa. En este día, la tradición invita a los vecinos a recorrer las casas del pueblo para pedir los típicos bollos y el licor de café, una bebida artesanal y característica de la localidad. Esta costumbre es una muestra de la calidez y sentido de comunidad que caracteriza a los habitantes de Mota del Marqués, que con gusto comparten sus sabores y tradiciones con todos los que se acercan.
Mota del Marqués es mucho más que un punto de paso; es un lugar donde la historia y el presente se encuentran en perfecta armonía. Su paisaje, con extensas llanuras y el majestuoso castillo en la cima del montículo, invita a explorar cada rincón de la villa y a descubrir en cada esquina una pieza de su rica herencia. Con su amplia oferta hostelera, que incluye alojamientos cómodos y una excelente gastronomía local, Mota del Marqués se convierte en el refugio ideal para quienes buscan desconectar y sumergirse en la auténtica esencia castellana.
Visitar Mota del Marqués es sumergirse en una experiencia donde la historia cobra vida en cada monumento, en cada piedra y en cada celebración. Es descubrir un legado de nobleza y devoción que aún late en sus calles, en sus fiestas y en el espíritu de sus habitantes. Aquí, el visitante no sólo encontrará un lugar hermoso, sino una comunidad que abraza sus raíces y que comparte con orgullo su rica historia y tradiciones, haciendo de cada estancia en Mota del Marqués un recuerdo inolvidable.
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